Terapia de pareja
Muy a menudo se piensa sobre la pareja como algo qué por su naturaleza, debe durar para siempre. También se cree erróneamente que las cosas deben suceder de forma espontánea.
En realidad, la pareja evoluciona en el tiempo como las personas que la constituyen: cambia, modifica, encuentra obstáculos y dificultades por situaciones que pueden ser externas o internas a la propia pareja (nacimiento de un hijo, muerte de un familiar, pérdida de trabajo, etc.). Estos hechos determinan el paso de la pareja de una fase a otra.
Pasar por estas fases puede conducir a crisis reales. Precisamente por esta naturaleza cambiante, para que la pareja siga encontrando satisfacción y placer en la vida de pareja, es necesario un fuerte compromiso mutuo para mantener vivo el vínculo a través de cambios y dificultades. En cambio, a menudo sucede, en parejas en crisis, que cada uno considera a la pareja como el principal responsable de la situación de tensión que ha surgido. En otras palabras, todos se sienten del lado correcto y tratan de presionar a la pareja para que cambie.
Todo esto genera cada vez más insatisfacción y frustración. La crisis de pareja puede manifestarse de diferentes formas que van desde un conflicto fuerte hasta una forma más oculta, marcada por grandes distancias, largos silencios y la ausencia de comunicación.
En estos casos, solo una intervención externa puede devolver a la pareja enjaulada una visión que puede adecuarse a la realidad, así como las formas de modificarla.
Esta forma de terapia es de gran ayuda para las parejas en crisis en las que el vínculo ya no es una fuente de placer sino un generador de dudas e incertidumbres.
El primer objetivo de la terapia, sobre una relación en crisis, es concientizar sobre las formas relacionales y comunicativas que contribuyen a generar y alimentar la crisis. Intervenir con la terapia no solo significa superar las dificultades, sino aprender a alimentar el vínculo emocional, para vivir la relación de pareja de una manera más constructiva y satisfactoria, además, mantenerla con el tiempo.
De manera errónea, la intervención de un terapeuta de pareja a menudo se confunde con la de un juez que emite sentencias y atribuye la culpa a uno u otro compañero. En realidad, la crisis de la relación no la resuelve el terapeuta, buscando al culpable. Como en la relación entre la pareja, también en la relación terapéutica se requiere un trabajo de introspección y aceptación, para ambos, de su propia parte de responsabilidad.
A través de la participación de la pareja, se podrá experimentar con nuevos comportamientos y la activación de recursos nuevos o existentes, pero mal utilizados.
- Parejas estancadas: ya no son capaces de estar bien juntos, pero tampoco para alejarse.
- Parejas en conflicto, que discuten exaltados sin llegar a un acuerdo.
- Parejas lejanas, en las que la incomunicación ha generado una distancia emocional dolorosa.
- Parejas en las que una traición ha generado una herida difícil de curar.
- Parejas en proceso de separación.
- Parejas con dificultades para procrear.
- Parejas en las que un compañero porta síntomas graves (depresión, ansiedad, enfermedad
- crónica, etc.).
- Parejas con dificultades en la intimidad sexual
- Terapia de pareja
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